22 mayo, 2013

NEKAN SAKB’EL






Llevamos tantos abismos ensartados a la sombra, 
que rauda se nos puede venir encima la lápida.
Hoy un sol negro devoró la mañana y nos enredó a la noche.

Ella,    
danza con sus cuchillos y fusiles.
Ella, 
nos ronda y con la mirada perdida 
nos atrapa todo aire.



El quetzal navega, siempre nos navega el silencio. La sombra observa y despoja de gritos el alma y las entrañas.  Aquí el monte se deambula en sí mismo. Cada grito se disuelve en bruma y cada arroyo se convierte en grietas que quiebran todo aire. Y la voz del viento enredada a mariposas de aire violeta como astillas de niebla. Aquí donde el agua recorre la tierra, esconde vapores y nos invade cada noche. Esta voz de viento que grita silencios y nos roba la palabra.

Hay un olor cenizo que marca el rumbo y el calor en medio del camino anuncia el alumbramiento del fuego. 

Llueve, debe ser el llanto de la tierra que está pariendo piedras. Viento, extraviado, deambula, su alma se le hace huecos, se quiebra. No importa dónde vaya. Hay un tiempo detenido más allá de la ventana, hay un llanto que se esconde entre muros que no terminan de caer, pared de tiempo donde el maíz se refugia.


El campo es tiempo, sólo tiempo detenido, todo le gira, todo le cambia, de tanto moverse se aquieta. Y yo aquí, frente al mar y  grito... ¡CÁLLATE!!!  Pero el mar continua con su llanto.

Los vacíos te penetran la garganta, se roban tus gritos y silencios. Yo voy a Tuxtla, navego en las faldas de esta anciana Sierra, sus canas de humo invaden la carretera. Una lágrima de monte escurre en mi ventana, si fuera a mi raíz sólo encontraría la silla vacía, Olvido debió partir hace tiempo. Todo lo que me queda de Salvatierra es el sabor de guayaba en la boca, gritos de grillos enmarañados al cabello y el llanto de mi abuela que cuelga en un infinito rosario frente a una pared con agujeros.


Noche invade el camino. Mi vista ha quedado cortada, sólo intuyo un silencio más allá... Una voz cae sobre el monte de piel oscura que duerme, hay carreteras que marcan destinos... 

Te soñé en el techo del mundo, te soñé pescando la luna y la nube inventa al monte que la inventa, ha penas un trazo luz y, amanece.






© Lucía de Luna


Nekan sakb’el, en  lengua tojolabal significa a punto de caer el amanecer, la mañana...