28 octubre, 2011

No soy Midas






15
-¿Escribe usted "empero"?
-No lo necesito.
Hablando con Gabriel Miró.


Yo no quiero ser tan rico
Según cualquier diccionario.
Con este mundo tan vario
Jamás compite mi pico.
¿Qué palabras? Las vividas.
Son el oro. No soy Midas.

                              Jorge Guillén



Efectivamente mi abuelita tenía razón, los millones se juntan de a centavos igual que las deudas; por eso, NO GASTES MÁS DE LO QUE TENGAS.




19 octubre, 2011

Anicca - Dukkha- Anatta...




ANICCA
impermanencia
sólo canto de pájaro
luna desdibujada en lluvia

impermanence
only bird song
blurred in the rain moon







DUKKHA
insatisfactorio
mirada enlazando silencios
la vida, trasfiguración del sentido

unsatisfactory
linking gaze rests
life, transfiguration of consciousness

 


 ANATTA

insubstancial
el corazón late vacío
suspiro carente de aliento

insubstantial
the heart beats empty
devoid of breath sigh

 


16 octubre, 2011

FUGA





Orillas sibilantes...
todo contorno desnudo
es canto de sílfides,
la botella angustiada huye
entre la noche quebradiza.

                                               L'l




11 octubre, 2011

voz natura




“Jova”


Ya no es la llovizna, 
El Mar salió a deambular en el cielo, 
el firmamento grita 
vocerrón de agua. 
Piel de mundo ante este silencio.







“El hierro”

Piel de montaña tiembla… 
En sonoro grito la isla nace
lava en que se moldea
bajo mareas, magma
fluye entre los trémores volcánicos.



                                                            L'l





06 octubre, 2011

Naufragio de los suspiros

Tuve la belleza en mis rodillas y era amarga,
cosas y palabras se desangran por la misma herida.
Rimbaud / Paz.


Lo que nos duele del naufragio no es el hundimiento sino que el sueño nunca alcanzó la otra orilla. 

Y aún cuando los sueños puedan hundirse, algo de ellos aguardará siempre bajo las frías aguas del silencio.
Ahí, detenidos en la memoria, los pensamientos se vuelven un giro del tiempo, y las mareas con sus ritmos pulen el dolor entre sus marejadas de espuma. El vai-ven convierte el sueño en trozos de perla y coral. Sí, en los hundimientos el alma reposa como quien medita y entonces algo de la corteza del agua permite que el alma pueda navegar en otra piel, porque al caer, la arena del fondo puede trastocar todo lo intangible del cuerpo en escamas de sal y algas de arena. 

En el olvido, el sueño puede ser una sirena que ronda el pensamiento del recuerdo. Sílfide que traza con su pensamiento otras navegaciones.

El sueño es otra forma de trocar la realidad y mirarla en los ojos del universo, como las estrellas que miran y al caer las miradas se vuelven agua de mar, agua de lago o agua de cielo hecha nube o neblina. 

Como desearía sentir un abrazo cálido de sol radiante pero ahora sólo soy sigilo de una noche que deambula entre las mareas y los árboles, buscando una palabra que le guíe lejos de los desconsuelos y, el canto del ruiseñor, sólo es una perennidad de olvido.
En el fondo del mar los peces como pájaros marinos cantan y aletean para crear las olas, la espuma mueve las botellas con mensajes nunca escritos que se alejan, navegan vacías de palabras en un oscuro océano del que no alcanzamos a ver, ni su fin, ni su rastro.

En el fondo del océano, la luz se vuelve transparencia y el largo cabello de la luna se trastoca en alga marina que tapiza el deambular del unicornio. Lady Shalott aun navega por el silencio de una diminuta casa de agua, donde el cielo con sus eternidades asoman, de cuando en cuando, pestañeando lunas, nubes y amaneceres. 

En un altar puse mi corazón, y luego lo enterré, entre versos azules de un poeta antiguo, porque un sabio me aconsejo que sobre toda cosa guardada, guardará mi corazón porque de ahí manaba la vida. Sé que entre sus versos, mi alma tendrá buen resguardo de las espinas de la realidad. También he colocado un espejo de luna donde el sol pueda reflejar sus silencios amarillos y naranjas, ávido unicornio de cristal que cuida sigiloso las navegaciones del incienso. 

Algo me dice que mi deambular ahora va a otra parte, bosque de nieve cercado por viento, dicen que si encuentro los rastros de la mirada puedo descubrir la rosa púrpura al centro de este abismo blanco; también me han dicho que entre sus pétalos estará escrito mi destino. Pero sólo escucho los pasos del arroyo del agua a lo lejos. No hay brújula en los aleteos, sólo son navegaciones de la piel de sirena que como naufragio silente, espera en el vacío.

Suspirar puede ser peligroso, pues el aire cae en hechizos, como cristal quebrando la mirada. Las aspiraciones entran en el alma como estalactitas de hielo y rasgan el sensible velo de seda que es piel del alma. Suspirar puede ser muy peligroso ya que nos lleva a caer en abismos, naufragios de viento sin marea. 

En el sueño veo la luna desquebrajada en hojuelas que reposan en la arena seca del fondo del mar. Y ya sólo es ahora, astillas de niebla devorada entre algas y mareas. 

Sí, suspirar es un arte peligroso pues fácilmente caemos en destierro de olvido

                                                                                                                                                    L'l                

          





04 octubre, 2011

El Pájaro

El Pájaro

En el silencio transparente
el día reposaba:
la transparencia del espacio
era la transparencia del silencio.
La inmóvil luz del cielo sosegaba
el crecimiento de las yerbas.
Los bichos de la tierra, entre las piedras,
bajo la luz idéntica, eran piedras.
El tiempo en el minuto se saciaba.
En la quietud absorta
se consumaba el mediodía.

Y un pájaro cantó, delgada flecha.
Pecho de plata herido vibró el cielo,
se movieron las hojas,
las yerbas despertaron...
Y sentí que la muerte era una flecha
que no se sabe quién dispara
y en un abrir los ojos nos morimos.



Octavio Paz

01 octubre, 2011

Recuerdos de mi infancia



Desde mi ventana veo un pequeño trozo del bosque de Tlalpan. El día de hoy amaneció como amanecen mis suspiros, envueltos de neblina donde los recuerdos de la infancia, casi lejana, inaccesible, más que en la memoria, toman piel y cuerpo de agua que canta y ensancha sus cauces.

Hoy he recordado al despertar la casa de mi abuela en Salvatierra, con sus cántaros de barro y llena de flores y frutos. Recordé cuando de niña, casi de 3 años porque los 4 los cumplí en la capital, me recordé andar deambulando la huerta de mi abuela, llena de frutas y dándole una muy buena mordida a un jitomate en su propia mata. He recordado el sabor y la textura de ese jitomate vivo, casi como si latiera desde su rama y me regalara el sabor dulce y su corazón hecho de agua y semilla, al morderlo cuando aún respira es como si uno devorará un postre con sabor a azúcar viva. Igual pasaba con las guayabas y los mangos. He recordado a mi abuela preguntando si alguna cabrita traviesa le había dado mordiscos a su fruta y me he visto en la memoria negando con la cabeza y muy seguramente con la boca embarrada de todos los delitos de fruta y dulce en la cara.

He recordado a mi abuela en su cocina llena de cántaros de agua y ollas de cobre, me he visto sentada en la mesa, mirándola ir de un lado a otro, cocinando en una pequeña estufa de petróleo con dos fogones y con un fogón que estaba diseñado como las cocinas novohispanas para leña o carbón y la he visto preparando quesos de canasto, redonditos y muy blancos.





Por alguna extraña razón, que nunca comprendí, ella se negaba rotundamente a que se le pusieran los servicios de luz y agua, así que el agua que usábamos provenía de un pozo y en las noches nos alumbrábamos con luz de quinqué. En ese momento la noche se hacía dueña del espacio con una oscuridad que deba la sensación de poder agarrarla con los puños. El sonido de los grillos y los insectos nocturnos invadían todo lo que la noche no lograba penetrar. Arriba, el cielo parecía caerse de estrellas y, la luna vaya que era hermoso ver deambular la luna atravesando la vía láctea. Ahí descubrí que la luna es muy desobediente, simplemente hace lo que quiere y pasea por la noche por donde desea, nunca es por el mismo lado, siempre busca vías alternas, como si fuera un pájaro libre vestido de hojuelas de luz que traza su propio camino y destino.

Mi abuela fue una extraordinaria cuentista, en la noche nos contaba historias realmente fantásticas y años después descubrí que entre ellas nos contaba hagiografías y que los héroes no eran guerreros míticos sino santos, hoy he recordado que me gustaban las historias que tenían que ver con el Arcángel Miguel, me fascinaba que me lo describiera, sentía que era un caballero armado con espada que salía a enfrentar enemigos y la luchar como un gran gladiador, era emocionante y lo que más me gustaba era que me narrara la lucha, cómo él agitando su espada derrotaba dragones (que era lo que me parecían los demonios que me describía mi abuela en sus historias y en verdad que era muy emocionante).

Hoy incluso he recordado los conejos y a un perrito, que se llamaba bola porque su cola estaba enrollada como un caracol. Y he recordado un columpio peligrosamente puesto junto a una nopalera, de chamaca pensé que si me hacía con mucha fuerza podría alcanzar trozos de cielo, pero no, sólo había espinas cerca que me arañaban las piernas, como años después la realidad me araño los sueños.

Cualquiera pudiera pensar que mi situación en esos años era precaria, sin embargo; yo nunca he vuelto a vivir ni sentir tanto amor y felicidad en mi vida como en esa época.

Y aunque la neblina se desvanezca, para volver de cuándo en cuándo, ahora sé que la niebla es sólo la marea de un océano lejano y aún cuando le dé por deambular en mi ventana, sé que me visita sólo para recordarme que hubo una época en que corría tras conejos y las nubes eran parte del juego que narraba sus propias historias en el viento.